sábado, 31 de enero de 2009

La bella durmiente


Había una vez una belya muchacha llamada Mirta, que era hija única y por lo tanto malcriada. A su bautismo fueron todas las mirtas del mundo: Mirta Legrand, Mirta Legrand y Mirta Legrand, que por casualidad tenían poderes mágicos otorgados por Dios. El término "Dios" es en realidad "Dioz", que significa doble hoz o dos oces (di: dos/ oz: hoz), es decir, una cuchilla de doble filo, el cual es determinado por las acciones que deben cumplirse y por los pecados. Mirta es catohólica, pero Blancanieves no, ella es jebudista, cree en Jebús, según Homero.
Mirta era dormilona y/ o, e, ae ae holgazana, que no singifica lo mismo que holgada, y hablando de eso la ropa no le quedaba holgada sino bastante ajustadita, que de tanto holgazaniar había subido unos kilitos. Por eso se fue a comprar un Reduce Fat- Fast, sin mencionar el farmacéutico que el efecto secundario del medicamento era dormir 100 anos, digo años seguidos ella y todo su reino. No se trataba de un efecto secundario, sino de uno primario: nuestro querido amigo Jorge Anó, digo Ané, había descubierto en su laboratorio secreto debajo de su habitación ("El laboratorio de Dexter", de lunes a viernes a las 15:00 por Cartoon Network. ¡No te lo pierdas al igual que los kilos!), que mientras dormía la gente no comía, y al no comer adelgazaba. Este fabuloso descubrimiento lo hizo después de treinta anos, digo años, de riguroso seguimiento (olele el culo a Sarmiento) de la hibernación de los osos polares, con sus cationes y anones (anos grandes), digo anones (otra vez me volví a confundir. Bueno, no importa), y en eso basó la fórmula del Reduce Fat- Fast.
Cuando cien años (¡Aha!, se la creyeron, manga de crédulos inculos, digo incultos (ahora resulta que el inculo, digo inculto soy yo que me confundo a cada rato) después la bella Mirta despertó, descubrió que tenía una figura de modelo y le entraban los vestidos de su hermanita que tenía 5 anos* (esta vez va en serio. ¿Triste, no?), por lo que se hizo anoréxica y adicta a las pastillas, lo que equivale ser adicta a dormir 100 años seguidos. De modo que cuando se le terminó el frasquito ya estaba en la era de las computeadoras, digo computadoras, y la monarquía había sido abolida, es decir, no existían más los monarcas, mitad mono mitad garca. Pero Mirta Legrand aún estaba viva, y tenía un programa en el que lo invitaba a Maximiliano Guerra para preguntarle seicientas veces la misma pregunta: "¿vos bailás?". Así que nuestra princesa fue ejecutada en la plaza pública (no creo que haya plazas que no sean públicas), y violada por mapaches rabiosos, necrófilos y antropofílicos. Nadie vivió feliz y el vendedor de perdices (alpiste, perdiste) se las perdió bien por el centro del orto, quiero decir otro, mientras decía: "por esto se llaman perdices". Malvín (barrio careta de Montevideo. Es como decir acá en la Argentina Puerto Madero), vieja barriada sin fin. Este cuento se acabó.


* Por tener cinco anos, la muchacha desfecaba en cantidades siderales, por lo que era muy delgada.

Blancanieves


Blancanieves llegó al pueblo jujeño de NegroTown, donde aprendió a manipular lunchacos, aunque le causaba tal vez más placer ser manipulada por toda la provincia del Chaco, sobre todo por un hombre con apellido Luna (Luna Chaco). La llamaban así, no por su nariz siempre blanca como la nieve, sino porque tenía un nombre muy feo, acaso Roberta (Véase expresión manifestada comunmente por mujeres luego de haber tenido sexo desenfrenado con Robert Relford, es decir, "¡Robert, ya está!", o "¡Robert, ya tá!", o "Rober, tá!") o Raimunda (Véase rata e inmunda).
Blancanieves aceptó el nuevo nombre sin chistar ya que nunca chistaba, de hecho, sólo el 12% de la población mundial conoce siquiera la palabra chistar. A los tres días resucitó de entre los muertos. La palabra chistar adquiere aquí en Córdoba, como producto del uso vulgar, más bien conocido como proceso castellánico de desvalorización titánica, el significado de "chistear", es decir, efectuar chistes en contra del receptor, o preceptor para las escuelas. Como resucitó, este mismo preceptor (que no era otro que Rober Redford) empezó a investigarla para ver si tenía algo que ver con el Watergate.
Blancanieves creía en la existencia de dos mundos paralelos, perdón, quise decir dos mudos para lelos, es decir, docentes para chicos especiales o con capacidades diferentes. Bueno, ella creía que estos chicos con capacidades espaciales podían viajar entre dos mundos. Y además creía que el preceptor estaba re hot. Creía, creía, creía y continuaba creyendo por la vida.
Olvidamos mencionar que Blancanieves diseñó una máquina del tiempo a través de la cual poder viajar hacia un pasado lejano como el de los australopitecus, y fornicar dulcemente con ellos. (Pero no era capaz -su madre siempre se lo recordaba- de atarse los cordones con prolijidad, sino que lo era en atarse los condones con promiscuidad).
Un sábado, nuestra heroína decidió ir al tablado a ver una obra. Allí se presentó la murga De Parche en Parche con su espectáculo intitulado "Aventuras y desventuras de Michael Keaton en la peatonal gordobesa". Al oír esto, Blancanieves se volteó para hablarle al preceptor hot que la perseguía, y le dijo:
- Vo so Rober Retfor, ¿no lo conocé a Michael Keaton?
- Soy un clon de Rober Retfor, con el mismo nombre. Pero igual lo vi una vez en el supermercado "Vea, los mejores precios". (María, tomate tu tiempo para escribir pensando qué hacer de comer, total, los niños africanos no lo necesitan para perdurar a pesar de las pestes)...
[Mientras María demora en proseguir con el texto, yo me ocupo de comentarles una pequeña anecdotica sobre Blancanieves. Resulta que un día la bella princesa se le ocurrió por visualizar brevemente el recorrido que emprendía un avión, con el infortunio de que justo en el momento que ejecuta dicha acción, le caga una paloma en el ojo. De ahí en más sufre una ceguera temrporaria en el ojo derecho, por lo que su hermana tan tierna le dice: ¡Blanca!, ni ves. Es la razón por la cual su nombre original se degeneró en Blancanives, al igual que Arquimedes y/o Arquimides].
Entonces se enamoraron para siempre jamás por lo que no volvieron a ser felices más de cinco minutos seguidos. Fin. Me voy a salvar nenes africanos.
 

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